Selección Argentina: el día que Tarantini desafió a Videla en el Mundial 78

En la semifinal del Mundial 78, Tarantini no solo fue figura dentro de la cancha: en el vestuario, se convirtió en símbolo de resistencia al saludar a Videla con una provocación silenciosa. Su gesto, cargado de dolor y memoria, también es parte de la historia de la Selección Argentina.
Tarantini desafió a Videla en pleno Mundial 78: se agarró los huevos antes de saludarlo.
Después del 6 a 0 a Perú, el vestuario de la Selección Argentina en Rosario era una fiesta. Se acababan de meter en la final del Mundial 78 y la alegría explotaba por todos lados. Pero esa noche, la política también se coló en el festejo. Y Alberto Tarantini se encargó de dejarlo claro.
En medio del quilombo, apareció Jorge Rafael Videla. No era cualquier visita. Era el dictador, el máximo responsable del terrorismo de Estado, el tipo que manejaba el país a base de miedo, secuestros y desapariciones. Entró al vestuario a “felicitar” a los jugadores, como parte del circo que montó la dictadura para mostrarle al mundo que Argentina estaba bien.
Alberto Tarantini y su relación con la dictadura desde la Selección Argentina
Pero no todos tragaron saliva y siguieron el guión. El Conejo Tarantini ya venía cargado. Dos amigos suyos habían sido secuestrados por los milicos en un boliche de Flores. Nunca más los volvió a ver. El dolor y la bronca todavía le hervían por dentro. Así que cuando vio que se venía el momento de saludar a Videla, se plantó. Lo miró a Passarella, el capitán, y le dijo sin filtro: “Ahora me agarro bien los huevos y le doy la mano.”
Y cumplió. Metió la mano en el pantalón, se acomodó los testículos con desprecio y se quedó ahí, esperando su turno. Cuando Videla le estiró la mano, Tarantini se la dio… pero con los huevos bien agarrados. Fue un segundo, pero valió una vida. El dictador le puso “una cara de orto tremenda”, según contó después el propio Conejo, que incluso le había apostado mil dólares a Passarella que lo hacía. Nunca se los pagaron.
Te podría interesar: “Selección Argentina: un gol evito un asesinato”.
Pero no quedó en eso. En ese mismo partido, Tarantini había metido un gol. Y cuando gritó, no fue solo por la emoción. Gritó con furia, con bronca, mirando fijo al palco, donde estaban los milicos. “Yo los odiaba, hijos de puta”, dijo después. El gesto, el grito, la mirada: todo fue una forma de decirles que no los iba a perdonar.
Años más tarde, se cruzó con Videla en un evento de El Gráfico. Le quiso preguntar por sus amigos desaparecidos. ¿La respuesta del dictador?: “¿Por qué no te vas al carajo? A mí no me pidas nada”. Así, con la frialdad de quien cree tener el poder para decir cualquier cosa.

La dictadura usó ese Mundial para limpiar su imagen. Le metieron plata al torneo como nunca, construyeron estadios, montaron un operativo de prensa tremendo. Pero no pudieron controlar todo. Porque en medio de la Selección Argentina, hubo uno que no se calló. Que hizo memoria, que se la jugó.
Te podría interesar: “La increíble historia del futbolista ruso preso en Chile que entrenaba de día y dormía en la cárcel de noche”.
Tarantini no fue solo campeón del mundo. Fue, también, un rebelde. Un tipo que entendió que el fútbol no está separado de la realidad. Que un gesto mínimo puede ser gigante. Que en plena dictadura, agarrarse los huevos también fue una forma de resistencia. Y eso, aunque no salga en las estadísticas, también forma parte de la historia de la Selección Argentina.
3 thoughts on “Selección Argentina: el día que Tarantini desafió a Videla en el Mundial 78”