Boca en su laberinto
Costa es otro que, más allá de ser uno de los pocos que no reprueban en lo estrictamente futbolístico, es mirado con lupa en lo profesional y expositivo. Se desgarró en el Mundial de Clubes y aún no se curó, lo que amenaza con batir el récord mundial de duración de ese tipo de lesión muscular. Un mes y medio y aún no se sabe cuándo vuelve. El hombre juega bien pero se lo observó en la noche porteña con la compañía de una señora madre de cinco hijos y ex esposa de dos futbolistas. Ahora la lejanía geográfica cortó esos encuentros. Sería lo único que le falta a Boca para seguir dándole la razón a aquella frase de “Gambetita” Latorre en 1997.
La posible llegada de un nuevo DT en Boca y la decisión de Riquelme sobre el manager
Algunos bocólogos se agarran de la separación de Rojo, Saracchi y Lema para sostener que Russo está firme en el cargo “porque si no, no tomaría semejantes decisiones”. La realidad, siempre tan cruel, parece ir en el sentido exactamente contrario. Riquelme lo deja a Russo tomarlas e inclusive lo alienta, con el objetivo de que realice todas las resoluciones ingratas para que el próximo entrenador, quien ya fue sondeado y se quedó hace muy poco sin trabajo, tenga la tabula bien rasa y pueda iniciar el nuevo proyecto sin cuestionamientos.
Es que, como resulta un modus operandi habitual del presidente, el coach que ya asoma no tiene a la personalidad y al carácter como sus principales virtudes. El hombre ya hizo la mudanza desde San Pablo y tiene el celular prendido las 24 horas. Espera ser citado en alguna YPF. Pero no para echarlo. Sí para recibirlo. Russo está haciendo el ajuste. Preparando el terreno para su sucesor.
La disolución del Consejo de Fútbol
La desaparición del Consejo de Fútbol, supuestamente inminente, aún no se concreta. Está disminuido desde la salida del Patrón Bermúdez hacia Colombia “por enfermedad de un familiar”. Aunque el recio zaguero prefirió dar un paso al costado porque, por su fuerte carácter, no se resignaba al papel de los demás integrantes, reducidos al “Sí, Román” por unos altos y quizás injustificados sueldos. Bermúdez fue reemplazado -es una forma de decir- por Cristian “Chanchi” Riquelme, hermano del presidente.
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La disolución del Consejo de Fútbol significa la salida de Alfredo Cascini y Chicho Serna. No la del Chelo Delgado y menos aún la del Chanchi, quienes serían reubicados en nuevas “tareas”. Riquelme tomó esta decisión en principio. Pero aún duda de la utilidad de la nueva figura que adoptaría, que sería la contratación de un manager. La falta de resolución de Riquelme por ahora, se basa en que el manager debe ser tan dócil a sus amables sugerencias como el DT. Se adaptarían a ese modelo de obediencia debida Alberto Márcico, José Pékerman o Carlos Navarro Montoya? Esa incógnita también la tiene el presidente. Y por eso medita y alarga la resolución definitiva.
Las no salidas de Rojo, Saracchi y Lema de Boca
Por qué Rojo, Saracchi y Lema, cuyas separaciones eran casi un hecho tras el Mundial de Clubes no fueron negociados cuando sobraba tiempo? Era para sacarse de encima sus contratos y para evitar que sean las manzanas podridas del grupo, aunque entrenen separados. Porque los contactos de sus compañeros los siguen teniendo y podrían “calentar cabezas” vía celular.
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Riquelme no los vende porque está sentado arriba de un cofre con mucho dinero. Primero. Y después porque entiende que tenerlos cortados y pagándoles altos sueldos es una clara demostración de que nadie la tiene más larga que él. Por eso despreció el interés de Independiente por el uruguayo. Por eso no se interesó en llamar a Verón para que recuperara a Rojo. En verdad, Estudiantes lo quiere el 1 de enero y gratis. Por eso le dijeron a Lema que buscara club el mismo día que cerraba el libro de pases. Es el concepto que tiene Román del poder.
Leandro Paredes y su aspiración a ser capitán de Boca
La pretensión de Leandro Paredes de ser el capitán de Boca, quitándole la cinta a Cavani, se sustenta en su condición de campeón del mundo, su origen en el xeneize y en su buena relación de vieja data con Riquelme. Vale recordar que, siendo un juvenil que irrumpía como número 10 en la primera, Agustín Orión le produjo una grave lesión en el tobillo en una práctica. El arquero nunca le pidió perdón. Orión era el enemigo interno de Riquelme en aquel plantel de hace más de una década. Como antes Palermo y Guillermo Barros Schelotto habían enfrentado al propio Román en otra de las tantas batallas interiores de Boca.
Paredes era el delfín y protegido de Riquelme -lo creía su sucesor- en aquella época. Siempre quedó la duda sobre la verdadera intención de Orión en aquel “choque” que derivó en la lesión de Paredes. Donde no quedaron dudas fue cuando el propio arquero le llenó la cara de dedos a Pablo Ledesma, lugarteniente de Riquelme en aquel plantel. Es que Orión no lo podía ni ver al actual presidente.
Lo que sería grave para el sentir del hincha xeneize es la posible partida de quien se encuentra muy molesto con su situación actual, a la que considera injusta para con sus altos rendimientos, que no sobran en Boca, es Miguel Ángel Merentiel. Al punto que ya instruyó a su agente para que busque alternativas de salida de la “disciplina” boquense. Su representante es el también uruguayo Marcos Marcelo Tejera. Un rubio número 10 que jugó 18 partidos y convirtió un gol en Boca durante la temporada 93/94. Sería un escenario no deseado para el hincha. Cavani titular, probablemente con renovación por un año más. Y Merentiel negociado. La tormenta perfecta.
