La increíble historia del futbolista ruso preso en Chile que entrenaba de día y dormía en la cárcel de noche
Maxim Molokoedov fue detenido con seis kilos de cocaína en el aeropuerto de Santiago. Cumplió condena en Chile, pero gracias a su talento para el fútbol pudo entrenar de día con Santiago Morning y regresar a dormir a prisión. En 2013 fue el último europeo en marcar un gol en el fútbol chileno.
Maxim Molokoedov, futbolista ruso preso en Chile, entrenaba de día con Santiago Morning y dormía en la cárcel. Esto es una historia real.
Maxim Molokoedov soñaba con ser profesional. Nacido en San Petersburgo, dio sus primeros pasos en el fútbol en las inferiores del Zenit y en 2009 debutó con el FC Pskov-747, en la segunda división de Rusia. Pero al año siguiente, su vida cambió por completo. Se convirtió en el futbolista ruso preso en Chile tras ser detenido con seis kilos de cocaína escondidos en libros infantiles.
Lo que parecía el final de una promesa deportiva terminó siendo el comienzo de una historia digna de película, marcada por la reinserción, la redención y el poder del fútbol como motor de transformación.
¿Cómo terminó un futbolista ruso preso en Chile?
En 2010, Molokoedov fue arrestado en el aeropuerto de Santiago de Chile. Según contó luego en una entrevista con la BBC, había viajado a Ecuador por recomendación de un amigo. Allí, una mujer le entregó una valija que debía llevar hasta Rusia, con destino final en manos de una supuesta “amiga”. Lo que él no sabía era que la valija contenía droga. La justicia chilena lo condenó a tres años de prisión por narcotráfico. Pero a diferencia de otros casos similares, este no se quedó en una noticia policial.
Estando en prisión, su habilidad con la pelota llamó la atención. El exfutbolista Frank Lobos, ídolo de la Selección Chilena y promotor de programas de reinserción social, lo vio jugar y lo invitó a sumarse a un proyecto que utilizaba el fútbol como herramienta de inclusión.
Gracias a su buen comportamiento y a su participación en este programa, Molokoedov accedió al régimen de semilibertad: entrenaba durante el día con el club Santiago Morning y volvía a dormir al penal. Sí, el futbolista ruso preso en Chile entrenaba como cualquier profesional… y por la noche regresaba a su celda.
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Santiago Morning decidió ficharlo, aunque por cuestiones administrativas solo pudo jugar en la Copa Chile. En su debut amistoso contra Palestino marcó dos goles, y en su primer partido oficial —un vibrante 3 a 3 frente a Universidad de Chile— dio una asistencia de taco que quedó en la memoria de muchos hinchas.
En abril de 2013 marcó su único gol oficial en el fútbol chileno. Un dato curioso: con ese tanto se convirtió en el último europeo en anotar en torneos oficiales en Chile hasta ese momento.
Molokoedov eligió el amor
Poco después de recuperar su libertad, Maxim le pidió al club permiso para viajar a Rusia. Su idea era reencontrarse con su familia. Pero el regreso nunca ocurrió. Según trascendió, se reencontró con un amor de la juventud… y se casó.
Desde entonces, nada más se supo de él en el ámbito profesional. El caso de Maxim Molokoedov, el futbolista ruso preso en Chile, es más que una anécdota. Es el ejemplo de cómo el deporte puede abrir puertas incluso en los contextos más adversos. También habla de decisiones, consecuencias y nuevas oportunidades.
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