La semana crucial de Boca

Riquelme fue duramente cuestionado por la actualidad de Boca.
Transcurren días borrascosos en Boca predio. Rumores, caras de pocos amigos, grupos separados entregados a largos conciliábulos, preocupación en los protagonistas y en los allegados. Después de la explosión de las derrotas contra Atlético Tucumán en Santiago del Estero -y eliminación de la Copa Argentina- y contra Huracán en el Ducó, sobrevino una tensa espera que se extenderá hasta el decisivo partido del próximo sábado contra el Racing Club de Avellaneda en la Ribera. No porque sea un juego eliminatorio. Sí porque una nueva derrota puede eliminar al coach de los locales.
El “Bichi” Borghi y la frase sobre trabajar en Boca
“Trabajar en Boca es como hacer el amor con la ventana abierta” dijo en 2010, durante su fugaz y fracasado paso por la dirección técnica xeneize, Claudio Daniel Borghi. Y un chileno, precisamente natural de la tierra que eligió para vivir el Bichi, pareció no saber de la frase referida.
Hace dos semanas llegó a entrenarse con un estado que no resistía otra definición que: “Noches felices, mañanas tristes”. Miguel Ángel Russo enfureció y lo excluyó de las siguientes convocatorias, con el pretexto de una tendinitis molesta pero no invalidante. Con este tiro en el propio pie, Boca se quedaba sin uno de los pocos generadores de fútbol de un plantel falto de desequilibrio individual. Fue un episodio de desencuentro. Pero no el único.

El conflicto con los jugadores excluidos por Riquelme
Cuando Juan Román Riquelme decidió excluir a Marcos Rojo, Marcelo Saracchi y Cristian Lema, y que entrenaran a contra turno del resto del plantel profesional, cambiándose en un vestuario con pocas comodidades en Ezeiza, la desprolijidad del aviso a los futbolistas marcó el estado de descomposición interna en el que está inmerso Boca.
Los separados se enteraron por boca de los utileros de que estaban discriminados. Los empleados les explicaron que la ropa de entrenamiento de ellos estaba en el camarín de servicio, no en el principal. Pocos minutos después, arribó, tarde como le es habitual, Chicho Serna para darles la mala noticia a los jugadores, que no le dirigieron la palabra cuando el colombiano les dijo lo que ya sabían por los utileros.
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En el entrenamiento del último jueves fue otra vez el trasandino Palacios el que dio la nota. La práctica estaba citada para las 14 horas. El chileno ingresó al predio con su vehículo a las 14.01. El Sifón Úbeda, ayudante de campo de Russo, encaró al demorado: “Chileno, es la última que te aguantamos. La próxima serás sancionado”. Exageración, exceso de celo? No. Claro mensaje del cuerpo técnico de que el horno no está para bollos.
Paredes y Cavani: ¿Quién será el nuevo capitán de Boca?
La interna arde. Paredes quiere la cinta de capitán que hoy luce el fantasmal Cavani. Son dos de los grandes preferidos de Riquelme, al punto que el presidente le dijo a todo el plantel reunido: “Muchachos, ustedes tienen el deber de sacar campeones a estos dos señores”. Señaló a Paredes y Cavani. Por quién se decidirá Riquelme para tener el brazalete? La pregunta se responde si Russo se anima a quitarle la titularidad a Cavani, algo que no quiere Román.

Paredes ya ejerció la capitanía sin tenerla. Él, junto a Battaglia, le dijo a Merentiel que se metiera a jugar el segundo tiempo contra Huracán pese a que Russo lo había reemplazado por Milton Giménez en el entretiempo. Boca tiene un grupo que toma decisiones autónomas.
Por ejemplo, cuando el coach le dio el número 6 de Rojo a Ayrton Costa las pésimas caras que pusieron los referentes, amigos del defenestrado Marcos, obligaron al débil Miguelo a recular en chancletas. Finalmente el ex Independiente recibió la 26.
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